¿Qué te sugiere la palabra ganadero?

Yo me siento hijo de ganadera. Para mí la palabra ganadero ha significado respeto. Ahora no tiene tanta importancia ni causa tanta impresión como hace unos años.

¿Te sientes orgulloso de ser ganadero?

Sí, orgullosísimo. Además me siento privilegiado porque combino trabajo y hobby.

¿Te sientes diferente por ser un ganadero joven?

Sí. Envidio a los toreros jóvenes y a los ganaderos andaluces, tienen más oportunidades. De hecho, yo intento ayudar a las jóvenes promesas a pesar de tener una vacada corta.

¿Por qué abres las puertas a la gente, sobre todo joven, para que participen de las faenas camperas?

Me parece lo más importante. Hay que tener en cuenta las opiniones de nuestros antecesores y entendidos pero es necesaria una renovación. Es lo mismo que si yo durante diez años no apruebo una vaca, tendría que echar el candado. La gente joven es el motor de esto y además es quien tiene que mover la fiesta, si no se morirá.

¿Cuál es el momento actual de la ganadería?

Está en plena renovación del encaste primario. He mezclado encastes, introduciendo dos sementales de Tierra Joven, para evitar la consanguinidad y buscar una progresión en mis animales, tanto hembras como machos.

¿Qué buscas con esta combinación de encastes?

Que mis astados produzcan emoción en el público, le haga aflorar sentimientos que le haga volver a la plaza de nuevo. Para ello busco vacas que humillen, tengan fijeza, nobleza y algo de picante. Por eso doy mucha importancia al tercio de varas, no por el nº de puyazos que toma, si no cómo los toma. Y esto se traduzca en dar mayor mérito y valor a la labor que realiza el torero en el ruedo.

¿ Cuál es el objetivo para esta temporada?

Mejorar en el día a día. Por ejemplo si hay tentadero, que me embista una becerra.

Los toros son… mi vida.